Estratificación: desigualdad perpetua.
La estratificación socioeconómica en Colombia ha sido un mecanismo de clasificación de los hogares con el objetivo de focalizar subsidios y políticas públicas. Sin embargo, con el tiempo, esta herramienta ha generado efectos adversos que profundizan la segregación social y limitan el desarrollo equitativo del país.
Avanzar en su eliminación no solo es una necesidad, sino una oportunidad para construir un sistema más justo y eficiente en la distribución de los recursos públicos.
Implementado desde la década de 1990, el sistema de estratificación clasifica a los hogares en seis niveles según sus condiciones físicas y de entorno. Aunque su intención inicial fue garantizar que los subsidios llegaran a quienes más lo necesitaban, en la práctica ha generado estigmatización y barreras de movilidad social.
Las personas que habitan en estratos bajos enfrentan mayores dificultades para acceder a créditos, oportunidades laborales y educación de calidad. Mientras tanto, los sectores de estratos altos suelen contar con mejores servicios y oportunidades, reforzando la brecha social y territorial.
Este esquema ha contribuido a la segmentación de las ciudades, perpetuando una desigualdad estructural que impide la integración social y económica.
El modelo de estratificación también ha demostrado ser ineficiente en la focalización de subsidios. En muchas ocasiones, personas de altos ingresos residen en viviendas ubicadas en estratos bajos y acceden a subsidios sin necesitarlos, mientras que familias de ingresos medios, ubicadas en estratos altos, quedan excluidas de beneficios a pesar de sus dificultades económicas reales.
En su lugar, Colombia debe avanzar hacia un sistema de focalización basado en ingresos y condiciones reales de vulnerabilidad. Modelos como el Sisbén IV han dado pasos en esta dirección, al permitir una medición más precisa de la situación socioeconómica de los hogares. Sin embargo, la coexistencia de ambos esquemas genera confusión y dificulta la transición hacia un modelo más equitativo.
El Departamento Nacional de Planeación (DNP) ha propuesto el Registro Universal de Ingresos (RUI) como una estrategia clave para eliminar la estratificación socioeconómica.
Este registro busca integrar diversas bases de datos que permitan una mejor identificación de las necesidades reales de la población. A través del RUI, se recopilaría información actualizada y precisa sobre los ingresos de los hogares, facilitando una distribución más equitativa de los subsidios y servicios públicos.
Con esta propuesta, el país avanzaría hacia un modelo de asistencia basado en condiciones económicas y sociales verificadas en tiempo real, eliminando la rigidez de la estratificación tradicional y evitando la estigmatización de comunidades.
Además, el RUI permitiría una toma de decisiones más informada y una mejor planificación de políticas públicas.
Uno de los principales beneficios de eliminar la estratificación es la posibilidad de lograr una mayor justicia social. La asignación de subsidios estaría basada en la realidad económica de las familias y no en la ubicación de su vivienda, permitiendo que los apoyos lleguen a quienes realmente los necesitan. De esta manera, se reducirían las inequidades derivadas de un sistema que ha dejado por fuera a muchas familias en condiciones de vulnerabilidad.
Además, la eliminación de la estratificación ayudaría a reducir la segregación urbana. Al no estar clasificadas por estratos, las ciudades podrían evolucionar hacia una mayor integración, con espacios más equitativos y menos fragmentados. Esto fomentaría un desarrollo urbano equilibrado y sostenible, en el que todos los ciudadanos tengan acceso a servicios e infraestructura de calidad sin distinciones arbitrarias.
Otro beneficio clave es el aumento en la eficiencia del gasto público. Al destinar los recursos a quienes realmente los necesitan, se evitaría el desperdicio de subsidios mal dirigidos y se optimizaría el uso del presupuesto social. Finalmente, la eliminación de etiquetas estigmatizantes impulsaría la movilidad social, brindando mayores oportunidades de desarrollo personal y profesional a los ciudadanos, sin que su lugar de residencia condicione su acceso a beneficios y derechos.
Es igualmente crucial generar conciencia en la ciudadanía sobre los beneficios de este cambio y garantizar una transición progresiva que minimice impactos negativos.
Colombia tiene la oportunidad de avanzar hacia un modelo más justo y eficiente. La eliminación de la estratificación no solo es un paso hacia la equidad social, sino una estrategia clave para transformar las ciudades en espacios más inclusivos, con mayores oportunidades para todos.
El reto está en la voluntad política y en la articulación de políticas que permitan materializar esta transformación.